Reducir la cuota mensual La ventaja más evidente y que puede justificar por sí misma el reunificar nuestras deudas es la reducción de la cantidad que pagamos al mes para amortizar el préstamo. Ese es el objetivo primero de esta operación financiera: agrupar las distintas deudas adquiridas en una sola, generalmente de carácter hipotecario, con una cuota mensual menor de lo que pagábamos anteriormente al sumar las cuotas de préstamos personales, tarjetas de crédito, hipoteca, etc.
Enorme simplificación El reunificar las deudas en un único pago mensual de menor cuantía no solo ofrece un alivio inmediato a una economía familiar en dificultades, sino que la simplifica enormemente, lo que puede contribuir al saneamiento y reorganización de la misma. Ya no tendremos que elegir entre pagar una cuota u otra por no poder hacer frente a todas. Al reunificar nuestra deuda, buscamos acordar un pago mensual que podamos asumir con desahogo.
Endeudamiento a largo plazo Pero todo tiene sus contrapartidas, y la más clara de la reunificación de deudas es que, al tratarse casi siempre de un préstamo hipotecario, nos endeudamos a largo plazo. El pago de la compra de un coche, por ejemplo, puede alargarse durante mucho más tiempo del deseado. Y esto conlleva inevitablemente el pago de intereses durante más años. Hay que echar muy bien las cuentas antes de lanzarse a reunificar, porque puede salir caro.
Desembolso de comisiones Otro factor que no podemos obviar es el de los gastos derivados del proceso propiamente dicho. Cancelar préstamos y/o una hipoteca para reagrupar deudas en una nueva conllevará el desembolso de comisiones y gastos de gestión. Si contratamos los servicios de un intermediario que nos facilite el proceso y mejore las condiciones obtenidas, tenemos que contar con su comisión u honorarios. Y si no somos cuidadosos, podemos aumentar nuestra capacidad de endeudamiento de manera peligrosa. |