Dureza de condiciones frente a riesgo de impago Los prestamistas privados son particulares o empresas que prestan dinero a tipos de interés muy elevados (que pueden llegar a ser del 30% anual), a plazos muy reducidos (suelen ser créditos a 6 meses o un año), y que exigen un bien inmueble como aval, así como un porcentaje de tasación igual o inferior al 50%. La dureza de sus condiciones suele justificarse por el elevado riesgo de impago de los préstamos que conceden.
Capital privado: la última puerta Suelen ser la última y única opción a la que se ven abocados a recurrir personas para las que se han cerrado las puertas de los bancos tradicionales. Los prestamistas privados no realizan una reunificación de préstamos, sino que conceden una hipoteca a muy corto plazo, que después tiene que ser reunificada en una nueva hipoteca bancaria. Este proceso es bastante complejo, por lo que generalmente debe ser llevado a cabo por un intermediario financiero.
Alto riesgo, pero regulado por ley El mayor problema es que no tenemos la garantía de poder conseguir una hipoteca bancaria después del préstamo privado. Por lo tanto, nos encontramos ante una operación de alto riesgo para el endeudado. Si hacer frente a la deuda contraída depende de obtener posteriormente un préstamo bancario, en el caso de no conseguirlo podríamos perder muy rápidamente la vivienda presentada como aval.
Los prestamistas privados están regulados por la ley, si bien de forma distinta a las entidades bancarias tradicionales. Han de cumplir con una serie de exigencias referidas a la transparencia informativa, la libertad en cuanto a comisiones e intereses tiene que respetar la normativa hipotecaria vigente y no pueden darnos sorpresas de última hora en la firma del contrato. Pero es muy recomendable contar con ayuda profesional para negociar con ellos, dado lo arriesgado y complejo del proceso. |